EL AGUA DE LA SABIDURÍA…
*Para el guerrero, despojarse de su pesada armadura…
*Para la hechicera, arrojar su larga capa al barro…
*Para el mercader, quitarse la ropa y arrojarla al suelo…
Y así fue, como uno a uno se fueron arrodillando para poder beber el agua del arroyo, la cual, con sus poderes mágicos, les concedería el don de la sabiduría, y el gran placer de la humildad.
Fotos de Patrizia Acebes
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