sábado, 9 de noviembre de 2013

INSTANTES ESCONDIDOS..."ARROZALES"

ARROZ, ALIMENTO SAGRADO...
El arroz es uno de los alimentos básicos y ancestrales de la población mundial, y por este motivo, no es de extrañar que existe en cada cultura una serie de leyendas y mitos en torno a este grano sagrado.
A pesar de las divergencias culturales y religiosas, si en alguna cosa coinciden las diferentes civilizaciones es en que el arroz es un alimento ofrecido por los dioses, y por lo tanto, debe venerarse. En China conviven varias leyendas. Una de ellas cuenta que una diosa recorrió todos los puntos cardinales asediada por el hambre hasta que, en un lugar, encontró una hierba y se desnudó delante de ella. La espiga dejó caer unas gotas de leche la diosa entregó unas gotas de sangre. De aquí nació el arroz; blanco por dentro y rojo por fuera.
Otra leyenda china cuenta que, en una época remota, la diosa del Arroz y Buda compitieron para demostrar su poder. En una fiesta celebrada por Buda, la Diosa del Arroz desapareció repentinamente y los invitados, muy pesarosos, no quisieron continuar la fiesta. Al darse cuenta, Buda decidió ir a buscarla y convencerla para regresar. Esta leyenda sirve para mostrar como las más antiguas creencias chinas (la Diosa del Arroz) comparten el protagonismo con la religión budista, introducida desde India.
En India cuentan que la diosa Banbaranzon, en un momento dado se percató del hambre que pasaba su pueblo y, para ayudar, descendió en secreto a los campos de espigas durante la noche. Cuando llegó, apretó sus pechos hasta que brotó la leche, pero la última gota fue de sangre. Desde ese día, las espigas produjeron unos granos rojos inútiles y un arroz blanco que sirvió para alimentar a toda su gente.
Otra leyenda india habla de que el dios Siva crió una mujer bella, de quién se enamoró. Para casarse, ella puso como condición recibir un alimento que nunca llegar a aborrecer. Siva no consiguió encontrarlo, y la doncella murió de tristeza. Cuarenta días después, de su tumba brotó una planta desconocida, que Siva reconoció como el alimento que su amada deseaba. Recogió sus granos y los distribuyó por todo su reino.
Fotos de Patrizia Acebes
Fotos tomadas en Sekinchan, Malasia

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